Desde el nacimiento, el bebé cuenta con un recurso extraordinario para interactuar con el mundo: las sensaciones. No nace con sus capacidades sensoriales desarrolladas, será un proceso permanente a lo largo de los años.
Al levantarte por
la mañana sientes el calor de la cama, apagas
el despertador, ves la luz de la
ventana; son sensaciones que ponen en
juego tus sentidos.
Ojos, orejas, nariz, boca, lengua y piel trabajan enviando señales sensitivas al cerebro. A
nuestro bebé le pasa lo mismo, irá absorbiendo toda esa información del
exterior, la irá procesando e irá aprendiendo a través de ella.
Por eso es muy importante que estimulemos su curiosidad a través de juegos multisensoriales donde
tenga que tocar, oler, escuchar, etc. y podamos exprimir al máximo todos sus
sentidos. Un aprendizaje global sensorial potencia la inteligencia.
El niño necesita jugar, manipular y experimentar con los
objetos para aprender. En consecuencia, debemos proporcionarle un espacio y material
adecuado para ellos, controlando siempre que sean seguros y adecuados para su
edad.
Recordad que un bebé lo que más necesita, sobre todo, es a
vosotras; las sensaciones de sonidos, texturas, colores etc no serán suficientes sin vuestro cariño y
presencia cercana permanente, que es la sensación que más les gusta. Son bebés
y no debemos presionar su evolución; hay que acompañarles y disfrutar de cada
etapa.
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